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Adriana Reinking

La Mujer que llevas dentro

Pedirte que te atrevas a descubrir y liberar la mujer que llevas dentro, no es una provocación para que hagas algo que no quieres hacer o que no va contigo. Es una invitación a que conozcas mejor quién eres y de lo que eres capaz.



Hoy soy sensual y romántica, apasionada y curiosa, fuerte y atrevida. Pero no siempre fui así, ahora soy la mujer que llevaba dentro… la dejé salir con toda mi esencia, al atreverme a desafiar lo que me limitaba.


Hay que empezar por lo básico. Pienso que no es posible conocerse del todo y redescubrirse, si no puedes explorar sin miedo algo tan íntimo como tu sexualidad. Si por informarte todavía tienes pensamientos que te hacen sentir mal, si provocan que sientas vergüenza o temor, te reto a que te deshagas de los mitos, miedos y preguntas que enmarañan tus pensamientos y que te atrevas a conocer los datos que arrojan las últimas investigaciones sobre sexo y sexualidad... que aunque sexo y sexualidad son términos que se parecen, no significan lo mismo, a pesar de que mucha gente los confunda.


La sexualidad es parte inherente del ser humano. Empieza al nacer y termina cuando uno muere. La sexualidad, además de incluir el sexo, tiene que ver con los sentimientos de amor y atracción, con la orientación sexual, con la identidad sexual, las fantasías, la forma en que influyen en nosotros las hormonas y con el deseo sexual, entre otras cosas. La sexualidad es un elemento básico de la personalidad, del modo de ser, de manifestarnos y comunicarnos con los otros. Por eso es tan importante que te sientas cómoda explorando y aprendiendo al respecto.


El sexo, por otro lado, es un término que puede referirse a las características que diferencian al hombre y a la mujer y también se refiere al evento de relacionarse sexualmente con otra persona, incluyendo besos, abrazos, contacto genital, masturbación, etc. El sexo está relacionado con la reproducción humana. Por desgracia, hay también algunas personas abusivas que usan al sexo como un instrumento de control y dominio. Esto ha hecho que muchos olviden el gran regalo que el sexo nos puede dar: ¡placer! Pero es muy difícil sentir ese placer si estás preocupada por quedar embarazada, si piensas que estás haciendo algo indecente o si tienes miedo a contagiarte de una enfermedad de transmisión sexual.


Recientemente, una jovencita me contó que habia tenido su primera relación sexual con su novio, pero que estaba preocupada porque no habían usado protección. Yo le pregunté por qué no habían usado condón y ella me contestó que no habia sabido cómo pedírselo. Este no es un caso aislado, pues sé de muchas mujeres que les cuesta trabajo expresar lo que desean.


Una comunicación efectiva y honesta con tu pareja, previa a tener sexo, es indispensable para despejar el camino hacia el placer. Expresar tus preocupaciones, tus deseos y tus miedos ayuda a que en el momento de tener sexo puedas concentrarte en recibir y dar placer. Casi todo encuentro erótico es precedido por un ritual de seducción, de besos, sonrisas y caricias que te indican que esa persona está interesada en compartir placeres contigo. Esa etapa es ideal para hablar sin tapujos con quien quieres tener sexo y decirle: “te deseo, pero no quiero tener sexo sin protección. Por favor asegúrate de llevar condones”, o “fíjate que no tengo experiencia y me gustaría que avancemos despacio y hasta donde yo quiera”, o “¿tienes planeado el lugar?, quiero que lo disfrutemos sin prisas, sin que nadie nos moleste”.


Es importante saber que en cualquier momento del acto sexual puedes decir “no quiero”; que el sexo puede ser un juego divertido y placentero, en el que no hay más reglas que las que pongan los jugadores involucrados. Que la regla de oro para tener una relación sexual positiva y placentera, es que haya igualdad de poderes. Por ejemplo, que la diferencia de edades o experiencia no sea excesiva; recordar que no hay igualdad de poderes si uno se encuentra bajo la influencia del alcohol o de drogas y el otro no; que quien quiere tener la relación sexual tenga un rango de autoridad mayor en el trabajo (sea el/la jefe). Cuando se paga por sexo tampoco hay igualdad y por eso no siempre es placentero para ambos, ya que una de las personas lo hace por dinero y no por placer.


Así como la píldora revolucionó la sexualidad en la mujer a principios de los sesentas, el condón tiene, hoy en día, mucho peso en las relaciones sexuales. El condón es determinante en una relación sexual sana, desde cómo exigir a tu pareja que lo use (problema bastante común), hasta saber cuando puedes dejar de usarlo. Hoy en día todo mundo puede hablar sobre el condón, lo mencionan en la televisión y hasta en chistes. Mientras que todos deberíamos practicar sexo seguro, hay muchos que no les gusta y algunos que hasta se indignan si les piden usar un preservativo. Aunque todos sabemos que es necesario, el condón, considerado un mata pasiones, parece estar en todos lados menos en donde se necesita. Por eso todavía y a pesar de todo, sabemos de muchos embarazos no deseados y de gente que se contagió de alguna enfermedad a pesar de pensar que vivía una relación monogámica.


Es difícil aprender a comunicarte al nivel de poder decirle a tu pareja lo que quieres, lo que anhelas, lo que te gustaría sentir; contarle tus fantasías para que no tenga que adivinar tus deseos, pero comunicarte asertivamente genera un vínculo con tu pareja y probablemente relaciones sexuales más placenteras.


Cuando te atrevas a enfrentar lo más íntimo que tienes, tu sexualidad, será más fácil dejar salir esa mujer sensual, creativa e intuitiva que llevas dentro. Ella, si le das permiso, te hará reír, disfrutar y gozar de tu sexualidad sin sentimientos de culpa y de vergüenza. Ella sabe cómo dar placer y recibirlo; es divertida e inteligente; romántica y creativa, una puta y una dama; es una mujer angelical y endemoniada, pero siempre perfecta. Déjala salir, deja que te posea cuando de disfrutar tu sexualidad se trate. Juntas serán mejores amantes, mejores amigas, más audaces y cuando menos te des cuenta, te gustarás tanto junto a ella que se volverán una misma y entonces podrás enfrentarte a lo que sea, pues ya liberada de expectativas, tabúes, mitos y paradigmas, nada podrá detenerte. Descúbrela, disfrútala y atrévete a dejarla vivir en ti, contigo y para ti, no sólo en tu parte sensual, sino en tu vida entera.


Adriana Reinking

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